jueves, 14 de abril de 2011

El lúpulo

Por Héctor Harráiz
Licenciado en Biología

La flor hembra del lúpulo es el último componente en llegar y el más definitorio de lo que, en la actualidad, conocemos como cerveza. Es (Humulus lupulus), una de las tres especies del género Humulus, perteneciente a la familia Cannabaceae y la principal fuente de cualidades organolépticas de la cerveza, debido al gran número de compuestos que aporta. De estos y otros con otras características, vamos a hablar en este artículo.

Hay dos momentos en los que se añade lúpulo en el proceso de producción de cerveza, en la cocción del mosto y después de ésta (con varias técnicas). Durante de la cocción se añaden el lúpulo que, esencialmente, va a aportar amargor a la cerveza, ya que es necesario el calor para que este sabor aparezca. Muchos de los compuestos volátiles que dan olor se degradan con el calor, así que el lúpulo que va a añadir estas características se agrega tras la cocción, de diversas maneras que quedan pendientes para otro artículo. Hecha esta pequeña anotación sobre el proceso de fabricación, comenzaremos a listar los elementos de la planta que nos ocupa.

Si hay una característica aplicable a casi todas las cervezas es el sabor amargo y este proviene de los alfa-ácidos, vulgarmente conocidos como "humulonas". Su concentración en las distintas variedades de lúpulo es una medida de la capacidad de dotar amargor a la cerveza. Los principales son la humulona, adhumulona y cohumulona. Durante la cocción del mosto los alfa-ácidos se transforman gradualmente en alfa-ácidos isomerizados (isohumulona, isoadhumlona e isocohumulona), los que realmente aportan amargor. Los alfa-ácidos, aunque leve, también tienen un aporte aromático. La isohumulona en presencia de luz y riboflavina (vitamina B2, proviene del cereal) puede dar lugar a 3-metil 2-butanodiol, de olor apestoso/podrido. Por ello es conveniente conservar las cervezas en oscuridad.

Si los alfa-ácidos aportan amargor tras su isomerización, los beta-ácidos aportan esta característica cuando son oxidados, por lo que necesitan que transcurra más tiempo para mostrar su efecto. Su influencia gustativa es mínima, siendo los olores "amargos" su mayor aportación. SI la oxidación es excesiva aparecen aromas a verduras en descomposición.
El mayor aporte al aroma del lúpulo radica en sus aceites esenciales, de los que los más conocidos son: mirceno, cariofileno y farneseno (todos ellos sesquiterpenos con olores, herbales, especiados, a madera, florales, etc) y los monoterpenos pineno (pino, menta) y mirceno (cítrico, floral). En algunos lúpulos viejos, aparece un característico olor rancio (o a queso) que proviene del ácido isovalérico.

Los taninos (también los aporta la malta) aportan astringencia, cierto amargor y turbidez. Los taninos que principalmente encontramos en la cerveza son los denominados condensados, que son un tipo de flavonoide, otro grupo de compuestos también presentes y que, a excepción de los anteriores, no aportan cualidades organolépticas, aunque si antioxidantes y antiinflamatorias. De estas sustancias nombraremos dos: quercetina y catequina. Siguiendo esta rama saludable hemos de reseñar el aporte del lúpulo en fitoestrógenos, cuyos efectos sobre la salud no están aun claros y que diversos estudios han relacionado con descensos de la colesterolemia, prevención de cánceres, conservación de la densidad ósea, etc.

No me olvido de la importante acción antibacteriana del lúpulo, sucede que ésta es atribuida a algunos aceites esenciales, a diversos ácidos o a los flavonoides, entre otros. Puede que la responsabilidad sea compartida, o recaiga sobre unos más que en otros, pero que sea la ciencia la que señale a los culpables, yo me lavo las manos.

Aún hoy día se sigue investigando y localizando nuevos compuestos en el lúpulo. No hemos hecho nada más que comenzar a conocer la verdadera complejidad de esta planta, que en los últimos años trae de cabeza a los productores de cerveza que han emprendido una carrera por experimentar con diferentes variedades y técnicas para elaborar cervezas difícilmente imaginables cuando el lúpulo fue impuesto por la restrictiva y hoy ignorada "ley de pureza", aunque esto queda para otro día...

(+) Gacetilla Cervecera núm. III

1 comentario:

Unknown dijo...

Por aquello de intentar conocer mejor los componentes de la cerveza, el otro día tomé una infusión de lúpulo.
Estas fueron mis impresiones, expresadas con un léxico muy limitado:

Olor como a queso o a pan, con lo que deduzco que en realidad es un olor como a fermento. Echa un poco para atrás, no es agradable.
En la boca: primero, de forma fugaz, sabor a ese fermento que había olido. Luego, amargor claro, nítido en el final de la lengua (posdorso), pero no es un amargor repugnante como el del boldo. A continuación, la boca se llena de un sabor a algo que no sé identificar. Este sabor es el que me hizo beber una y otra vez; era raro, pero no desagradable. Por último, lo que persistía en la boca minutos después de probarlo era una sensación de sequedad similar a la que queda tras fumar un puro; la sensación a tabaco se aprecia sobre todo al pasar la punta de la lengua por las encías.

Ciertamente, no estaba rico, pero tampoco es la peor infusión que te puedes hacer.
Como dije arriba, no soy un experto catador, así que mi descripción es más bien pobre.


Saludos.